domingo, 21 de abril de 2013

Introducción al AT


Introducción al Antiguo Testamento

 

La primera parte de la Biblia, el Antiguo Testamento es común a los judíos y a los cristianos, pero con algunas diferencias.

Los judíos, seguidos por los protestantes, reconocen sólo los libros escritos en hebreo (unos 40); los católicos añaden 7 libros, escritos en griego. Los protestantes llaman a esos libros “apócrifos” y los católicos “deuterocanónicos”. El Nuevo Testamento, igual para todos los cristianos tiene 27 libros. Es decir la Biblia cristiana contiene un total de 73 libros.[1]

La palabra Testamento:[2] los traductores del Antiguo Testamento al griego buscaron evitar que al hablar del berith (en heb. “alianza”), la alianza entre Dios e Israel, se entendiera que era un pacto entre iguales. Por eso no usaron el término griego syntheké que se traduce por “alianza” sino que escogieron diatheké que se traduce por “testamento” o “la última voluntad”, que es la obligación de uno con respecto a otro que sólo recibe beneficios y de esta manera destacaron más la disparidad. La versión latina y muchas versiones modernas de la Biblia utilizan el término “testamento” en lugar de “alianza”

Para la clasificación del AT nos encontramos con dos clases de colocación: la Biblia de los judíos tiene tres partes: La Ley (o Torah), Los Profetas (o Nebiim) y Los Escritos (o Ketubim). Tomando la primera letra de cada uno de los títulos los judíos han formado la palabra TaNaK que para ellos designa la Biblia. Algunas de nuestras Biblias (ej. La Biblia del Pueblo de Dios) ha adoptado esta clasificación y añade al fin los libros deuterocanónicos. Pero la mayoría de las Biblias (ej. La Biblia de Jerusalén) adoptan el orden inspirado en la Biblia griega que clasifica los libros en cuatro partes: el Pentateuco, los libros históricos (legislación e historia)  los libros Poéticos y los libros Proféticos.

El conjunto del AT fue escrito en hebreo con algunos pocos versículos en arameo. El AT fue traducido al griego a partir del siglo III a.C. en Alejandría y se la denomina la versión de los setenta LXX.

 

Valor del AT

 

El AT nos ayuda a conocer a Dios o tal vez expresándolo mejor en el AT Dios se da a conocer: este Dios que ama y que perdona, este Dios que ama a su pueblo y también a los paganos, que elije a personas diferentes y que camina junto a los hombres revelándose en su historia. DV 15 dirá:

“…los libros del Antiguo Testamento manifiestan a todos el conocimiento de Dios y del hombre y las formas de obrar de Dios justo y misericordioso con los hombres según la condición del género humano en los tiempos que precedieron a la salvación establecida por Cristo. Estos libros, aunque contengan también algunas cosas imperfectas y adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera pedagogía divina. Por tanto, los cristianos han de recibir con respeto sagrado estos libros, que expresan el sentimiento vivo de Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios, una sabiduría salvadora sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, en los que, en fin, se esconde el misterio de nuestra salvación.”

También encontramos en el AT múltiples ejemplos de personajes que son modelo para nosotros: Moisés, Jeremías, Job….etc. personas en las que nosotros mismos nos vemos reflejados.

El AT nos pone en contacto con el pueblo de Dios, con sus esperanzas, sus deseos más profundos y también con sus errores, sus logros, sus idas y venidas.

El AT es indispensable para comprender el NT: muchas de las palabras utilizadas por Jesús o sus discípulos formaban parte de la cultura religiosa de su época y por lo tanto evocaban algo muy distinto a lo que a nosotros nos puede parecer a primera vista. Y es sobre todo la Escritura, es decir el AT lo que formaba el fondo de esa cultura. Así, muchos títulos aplicados a Jesús (Mesías o Cristo, hijo de David, hijo de Dios, hijo del hombre, siervo doliente, profeta, etc.) y muchas expresiones (viña, Sión, agua, soplo, etc.) son utilizados en el NT con un contenido específico que fue madurando lentamente en la historia de Israel.

 

Finalmente recordemos las palabras de DV 16 acerca de la Unidad de ambos Testamentos:

 “Dios inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo, y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó la Nueva Alianza en su sangre no obstante los libros del AT, recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo.”

 

 

Rezamos: 2 Tim 3,16  

 

 

 



[1] En algunas traducciones se pone por separado la “Carta de Jeremías” del libro de Baruc por lo cual el total sería 74 libros.
[2] Testamento en Luis H. Rivas, Diccionario para el estudio de la Biblia, Ed. Amico, Bs.As., 2010.

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