Libros
de los Macabeos
Contexto histórico:
Durante todo el siglo III a.C. Israel había estado bajo las manos
de la dinastía tolemaica de los Lágidas que se podría decir que era más bien
tolerante respecto a la religión y costumbres del pueblo. Pero con la batalla
de Panion en el año 198 a .C.
Palestina quedó bajo el protectorado de la dinastía de los Seléucidas de Siria
regida por Antíoco III el Grande que tenía ansias expansionistas. Por ese
entonces Roma empezaba a asomarse en la escena internacional y en el año 188
los romanos obligaron a Antíoco III a la paz que lo afectaría económicamente y
lo enmarcaba dentro de las exigencias políticas de Roma. Luego de que su hijo
Seleuco IV fuera asesinado surge su hermano Antíoco IV Epifanés (“espléndido”)
que fue un hábil político y gran admirador de la cultura helenista y se dispuso
a recomponer el imperio perdido por su padre. Con su reinado (175-164) comenzó
la obra de helenización forzosa de Palestina. Jerusalén es reconquistada y se
erigió la fortaleza “el Acra” para la guarnición Siria. Se abrogó la Toráh como ley del Estado
judío y el templo fue dedicado a Zeus Olímpico (167) con la introducción de una
estatua que probablemente es la que en el libro de Daniel se define como
“sacrilegio horrible” (Dn 9,27; cf Mt 24,15; Lc 21,20). En ese momento explota
la rebelión judía. Algunos miembros judíos de la aristocracia y hasta del clero
de Jerusalén se muestran colaboracionistas y adoptan el estilo de vida del
helenismo y llegan a someterse a cirugías para recomponer su prepucio
(epipasmós). Pero el sacerdote Matatías de Modín con sus hijos inicia una
verdadera guerra santa. Esto aparece formulado en 1 Mac 2,15-28. La pureza
inicial se vio muy pronto radicalizada por formas de nacionalistas e
integristas y quedó manchada por arreglos políticos y diplomáticos con las dos
potencias interesadas en crear dificultades en Siria: Roma y Esparta.
Los libros:
Las iglesias protestantes los consideran escritos apócrifos y los
judíos tampoco los consideran inspirados aunque sí le dan gran importancia como
libros históricos. Los dos libros de Macabeos no son dos volúmenes que hay que
leer seguidos, sino más bien yuxtapuestos ya que son como dos partes de un
mismo díptico, ya que los dos, aunque desde ángulos diferentes tienen la finalidad
de celebrar la revolución de Matatías y de sus hijos. Esta revolución tomará el
nombre de macabea por el sobrenombre
maqqaba (“martillo”) de su jefe y
héroe Judas, hijo de Matatías (2,4). Se trata de una reacción rabiosa pero
impregnada de una fuerte idealización y orgulloso amor por la libertad. En los
dos libros aparece la siguiente sucesión de soberanos sirios:
175-164 Antíoco IV Epifanés
164-161 Antíoco V Eupator
161-150 Demetrio I
150-145 Alejandro Bala
145-138 Demetrio II (1er reinado)
145-132 Antíoco VI
142-138 Trifón
138-129 Antíoco VII
129-125 Demetrio II (2do. Reinado)
Como se ve el período que va del 145 al 138 a .C. resulta turbulento
para la dinastía con diversos pretendientes que se disputan el poder. Los
Macabeos se aprovecharán de esta situación apoyando algunas veces a un
pretendiente y otras veces a otro mientras que se va vislumbrando el poder de
Roma.
El
primer libro:
El primer libro de los Macabeos es la traducción griega de una
obra escrita casi con seguridad en hebreo. Su autor era un judío de Jerusalén
conocedor del AT y de la
Palestina y partidario de la causa de los macabeos. Pero no
se encontró ningún fragmento hebreo o arameo en las grutas de Qumrán, lo que no
resulta extraño ya que la secta de los esenios nació precisamente de la
oposición entre estos rígidos observantes de la ley y los macabeos que
terminaron pactando con los griegos. Los fariseos tampoco sentían agrado por
los macabeos por lo cual no tuvieron interés en conservar copias del libro.[1]
La versión que hoy tenemos está en griego similar al de los libros históricos
de la traducción de los LXX. La redacción final debe ser a fines del siglo II
a.C. en tiempos de Juan Hircano (134-104) antes de la toma de Jerusalén por
Pompeyo.
El libro abarca el período que va del 175 (subida al trono de
Antíoco IV hasta el 134 año de la muerte del último hermano Macabeo, Simón. El autor es desconocido y
comparte y exalta los ideales de los hasidim,
los asideos, los “piadosos”
defensores de la causa macabea.
Se distinguen en el libro tres cuadros que presentan a tres
personajes fundamentales en la historia macabea.
Introducción dedicada a Matatías
el padre organizador (cap. 1—2)
El primer cuadro esta reservado a Judas (3,1—9,22)
El segundo cuadro dedicado a Jonatán
(9,23—12,53)
El tercer y último cuadro dedicado a Simón. (13,1—16,24)
Teología: la geografía, las estrategias militares y la documentación
política militar y diplomática no reducen a este libro a un informe histórico
árido y frío. Se percibe un tono épico de marcha militar, un planteamiento
patriótico y nacionalista enmarcado en el gusto por la narración y el amor por
la libertad. Se puede percibir esto en el amor por el templo: (4,36-58), la
descripción de las batallas (6,32-47); las lamentaciones (1,25-28) etc. La
presencia de Dios en esta historia es decisiva: el Dios Salvador interviene a
través de los salvadores visibles que son los hermanos Macabeos.
Intertextualidad: el autor cita directa o implícitamente muchos
textos del AT y los relee a la luz de la nueva situación.
Respecto a su uso litúrgico no es muy considerado. Nunca se lo usa
en la Misa
dominical.
La lucha que se inició con un verdadero espíritu religioso para
defender las tradiciones pronto perdió su objetivo religioso y se convirtió en
una lucha política contra los seleúcidas y contra los judíos helenistas. Vino
la división, se traicionaron los principios religiosos y políticos que animaron
los primeros cambios. No todo Israel estuvo con los macabeos (aunque el libro
pretende presentarlo así). Tanto Jasón como Menelao lo tuvieron seguidores
entre los judíos. Los piadosos que guardaban el Sábado y los asideos eran otros
dos grupos fuera del círculo Macabeo. El fracaso se produjo por la alianza con
Roma y la concentración de poder en la dinastía macabea. Los macabeos llegaron
a aceptar la dignidad sacerdotal de manos de aquellos mismos contra los cuales
empuñaron las armas. Por ello atrajeron el odio de muchos compatriotas. La
dinastía macabea que empezó gloriosamente desembocó en la dinastía asmonea que tiempo
más tarde llevaría al poder a Herodes, el idumeo (dinastía herodiana).
El autor usa como fuente un apócrifo: el testamento de Moisés (o
Asunción de Moisés, de estilo apocalíptico) Desde el punto de vista histórico
el autor es bastante confiable aunque el concepto de historia difiere del
nuestro. Desde el punto de vista religioso que es el más importante los
hermanos macabeos son los “hombres destinados a salvar a Israel” (5,62). La ley
esta en el centro y los hombres se dividen entre los que observan la ley y los
que no.
El
Segundo libro:
Se llama así por el lugar que ocupa en los antiguos códices que lo
transmiten. En el códice Alejandrino (s.V) y el Véneto (s. VII) vienen detrás
de 1 Mac. Pero su contenido no es su continuación ya que abarca casi el mismo
período que 1 Mc 1—7. En 2,19-32 se nos invita a considerar este escrito como
el resumen de una obra desconocida en cinco libros de Jasón de Cirene. Se lo puede
ubicar dentro del género “historia patética” muy del agrado de la literatura
helenista, género en el que se entremezclan lo maravilloso y lo idealista con
la realidad. En su estilo dominan las antítesis oratorias: 3,28.30; 4,47;
5,19-20; 8,18.36; 9,8-9 y los discursos retóricos que obedecen a los cánones
formulados por Isócrates.
Clemente de Alejandría lo llamó: “Epítome de las historias
macabaicas” por ser el resumen de una obra anterior en cinco volúmenes escrito
por Jasón de Cirene (año 160 a .C.).
De Jasón de Cirene no sabemos nada más, el autor inspirado es el que se hace
responsable del resumen, que era probablemente un judío alejandrino de
orientación fariseo que se distancia positivamente de la dinastía asmonea y
muestra que la salvación del pueblo y del judaísmo esta vinculada al templo y a
su santidad, no a la sucesión de los macabeos. Su fecha de composición se puede
ubicar a fines del siglo II o comienzos del siglo I tanto para este libro como
para el primero. Siempre antes del 68
a .C. fecha en que Pompeyo violó el templo de Jerusalén
ya que en sus páginas Roma es considerada con respeto y estima. Esta obra fue
escrita originariamente en griego al igual que su fuente.
A diferencia de 1 Mac en el centro de este libro se levanta tan sólo
la figura de Judas Macabeo y apenas se menciona a sus hermanos y no aparece el
nombre de su padre. Este silencio pone en tela de juicio la legitimidad de los
sucesores de Judas y el ejercicio del sacerdocio. Exalta en cambio al SS Onías.
Los cap. 1-2 contienen dos cartas dirigidas a los judíos de Egipto. No faltan
las polémicas internas del judaísmo que no siempre son homogéneas ya que frente
al helenismo las clases elevadas se muestran condescendientes y Eleazar y los
siete hermanos se oponen con su heroísmo (cc.5-7).
La teología judía,
tradición y novedad: el mensaje teológico es de
gran interés porque por un lado sirve para recoger la tradición judía y por
otro hace aflorar las nuevas creencias que se estaban consolidando en ella. La
aceptación de la Iglesia Católica
de los deuterocanónicos y por tanto también de este libro ha hecho que muchos
de esos elementos constituyeran una parte de la doctrina católica. Esta mezcla
de tradicionalismo y de originalidad se puede sintetizar en siete tesis:
1.
Reafirmación de la teoría
clásica de la retribución: “Nosotros padecemos por nuestros pecados” (6,12-13;
7,32-33)
2.
Reiteración de la ley del
talión, instrumento de equilibrio de la historia y sostén de la guerra santa:
8,33; 9,5-6.28; 13,7-8; 15, 30-33
3.
Tesis de la sacralizad
espacial ligada a la santidad de lugar y la inviolabilidad del templo, honrado
en todo el mundo: 3,12; 5,15; 14,31-36; 15,18.37
4.
Tesis que afirman la
resurrección y la vida eterna, subyacente a lo largo de toda la narración
ejemplar del martirio de los siete hermanos: 7,9.11.14.23.35.36; y Dan 12,1-3
5.
En la misma línea que la
anterior la tesis del sufragio de los vivos por los muertos y de la intercesión
de los muertos por los vivos: 12,34-45; 15,12 datos que se alegan con
frecuencia en el debate sobre el purgatorio.
6.
La creación de la nada: 7,28
7.
La angeología con una
profusión de epifanías: 3,26; 5,2; 10,29; 11,6; 15,22; 11,8 que ofrecen al
hombre débil victoria militare fruto casi exclusivo de la oración. Esta misma
tesis se encuentra en 1Mac 7,40-41
Este libro
ilumina el contexto histórico del NT en que vivió Jesús y es como una
preparación inmediata a la revelación del NT. El NT sólo alude a él en Heb
11,35 .
La epopeya macabea tuvo sus esplendores y sus
miserias:
El ansia por
la libertad, la preservación de la cultura religiosa y de las minorías étnicas,
la tutela del patrimonio religioso frente a cualquier forma de sincretismo, el
testimonio valiente y decidido son elementos permanentes de la herencia de los
Macabeos. Sin embargo el riesgo de adoptar un integrismo de signo opuesto no se
vio superado suficientemente: la circunsición incluso a la fuerza a todos los
que residen en el territorio ocupado por ellos (1 Mac 2,46), la matanza a todo
aquel que buscaba una integración con el helenismo en un mínimo de
colaboración, el valor de la fidelidad total a la ley aparece mancillado por un
fundamentalismo impresionante: 1 Mac 2,29-38. Sin embargo no se vaciló en
llegar a ciertos acuerdos con los “impíos” (Roma, Esparta, intrigas con Siria).
Los Macabeos continuarán con la miserable dinastía de los Asmoneos que se
corrompieron y entregaron a Palestina en manos de Herodes el Grande, hijo de
uno de los primeros ministros asmoneos
Actualidad: junto con otras fuentes es un testimonio válido para conocer la
revuelta macabea y arroja datos sobre como se fue configurando el judaísmo en
sus diversos grupos (fariseos, esenios, saduceos) que llegan a la época del NT.
Ayuda también a descubrir la providencia divina bajo los acontecimientos
políticos y sociales y a interpretarlos en clave religiosa. En cuestiones
morales aún esta lejos del NT
[1] Los alejandrinos, más abiertos no limitaron la inspiración ni a
la antigüedad ni a la lengua griega. Católicos y ortodoxos adoptaron el canon
alejandrino pero las iglesias nacidas de la reforma siguieron el canon hebreo.
Recordar que uno de los criterios de canonicidad para los judíos era que los
libros estuviesen escritos antes de la época persa. Los Macabeos son más
tardíos y además por la oposición fariseo.