jueves, 14 de noviembre de 2013


LOS SALMOS

 

Nombre: Psalmoi (gr.) LXX = canciones para instrumentos de cuerda.

               Psalterion (gr.) instrumento de cuerda.

               Tehillim (heb.) “Himnos o cantos de alabanza”

El salterio es un libro de oraciones, fue compuesto con esta intención.  En otras partes de la Biblia hay oraciones (en boca de algún personaje) pero no fueron compuestas con la intención de orar con ellas.

Los salmos son poemas que tuvieron su origen en un ambiente cultural en contacto con civilizaciones circundantes (utilizaron textos paganos, 19,2-7; 29, 3-9b; 67; 104).

También reflejan las preocupaciones y la psicología de sus autores.  Reflejan usos, hábitos de la época, y su historia reciente.  Ningún salmista compuso para su uso particular, sino para uso de su comunidad (no todos los exégetas están de acuerdo por el uso del YO)

Estas oraciones son el fruto de una experiencia religiosa, testigos de una experiencia individual y colectiva.  No son doctrina (no pretenden dar enseñanza nueva, como la ley o los profetas, de hecho también aparecen lagunas doctrinales) si no que son plegaria.  Al ser plegaria de una comunidad toman sus esperanzas, sus pecados, sus dificultades, etc.

Fueron escritos originariamente en hebreo, primero cantados y transmitidos oralmente, luego puestos por escrito.  Algunos se cantaban en el templo, en peregrinaciones, otros usados en la liturgia del culto, aunque no se puede identificar en que celebración se utilizaban.

El salterio esta compuesto por 150 salmos (cifra simbólica) ya que:

Sal 9 y 10 son uno solo.

Sal 42 y 43 son uno solo.

Sal 14 y 53 son un doblaje.

 

Numeración en el texto hebreo
Numeración en el texto griego (pasó a la vulgata                                                                                                    adoptada por la liturgia)
 
1-8       
9-10   
114-115    
116
                                                                                                                                                                                                  
1-8
9
113
 

 

Los 150 salmos están repartidos en 5 libros (cuando se fue imponiendo su uso en la sinagoga; quizás se usó el método de la Torá), cada uno termina con una doxología, excepto el último libro ya que el Sal 150 sirve de doxología a esta parte y a todo el salterio.

 

1-41

42-72

73-89

90-106

107-150

 

Otra agrupación es según el empleo de YHVH (1-4 y 5) Colección Yavhista.

                               Según el empleo de ELOHÍM (2 y 3) Colección Elohista.

Autores:

No se sabe nada de ellos, ya que es una obra de muchos autores.  A David [1]se le atribuyen 73 pero en la mayoría de los casos las alusiones al Templo, al destierro, a la reconstrucción de las murallas, etc. hacen imposible esta atribución. (David compuso salmos pero no se conservaron).  Tener en cuenta que la propiedad literaria tiene otra concepción diferente a la nuestra: por ejemplo “diálogos de Platón” fueron compuestos por discípulos suyos.

El salterio es el resultado, podemos decir, de varias recopilaciones. Es una colección de colecciones menores.

 

Fecha de composición:

 

Imposible determinar la fecha de composición de cada salmo.  Por ello suelen escalonarse entre los siglos VIII y II a C.

Formación del salterio: primera recopilación alrededor del 200 a.C.

 

 

Cabeceras o suscripciones

 

Son las indicaciones en prosa que preceden al Salmo.  Algunos no tienen (llamados huérfanos), pero sí la mayoría.  Se trata de la atribución a determinado autor o la relación con esa persona, o bien de su colección, (Ej. David, Asaf, Etan, Coré, etc, cantores del Templo pre-exílico).  A veces indicaciones relativas al instrumento musical, al modo de ejecución  o a la persona encargada (ej. , maestro de coro).  A veces palabras hebreas que indican la categoría del salmo: plegaria, alabanza, canto.

Miznor: salmo

Maskil: traducción incierta.

Estas indicaciones son inútiles para la plegaria.  Al principio los salmos carecían de cabeceras, éstas son fruto de recopiladores.(miembros de círculos levíticos del 2do. Templo).

 

Géneros literarios

 

Distinguirlos es necesario para comprenderlos.  Se trata de la forma de expresión entre las que cada autor escogerá al ponerse a escribir o hablar, de acuerdo al fin concreto que se propone, la orientación de su pensamiento y el tema.

 

Súplicas

 

Es el género mas frecuente dentro del salterio (más de un tercio). 

Algunas tienen carácter individual (a primera vista parecen rezados por un israelita) pero puede tratarse de un “YO COLECTIVO”, o sea que esté hablando en nombre de la comunidad, en cierto casos.

Ejemplo:

Una persona víctima de una desgracia o enfermedad (ej, leproso) pide y reclama ayuda a Yahve.

Esquema:

·         invocación del nombre divino.

·         A veces el sujeto se describe como “desgraciado”- “pobre” – “débil” – “justo”

·         Descripción de la enfermedad o el sufrimiento.

·         Confesión de los pecados, o de la inocencia.

·         Expresa confianza en Dios.

·         Petición de ayuda por un sacerdote.

Es probable que la súplica se celebrara en el Templo por un sacerdote.

 

Comunitarias: (Sal 44,74, 79, 80, 83 y 89)

El sujeto que sufre en estos salmos es el pueblo.  Reflejan derrotas, desastre nacional.

Los participantes se rasgaban las vestiduras, se golpeaban el pecho, se vestían de saco (vestido de luto – sayal), se rapaban la cabeza, se cubrían de ceniza, todas éstas manifestaciones de dolor, acompañaba también algún sacrificio. (Ver Am 5,23 Sacrificio y cánticos).  Notar que no son puro lamento sino también oración confiada.

 

A veces dentro de otros salmos que no son propiamente de súplica se encuentran pasajes de tenor parecido a las súplicas.  Ej 34,18-23; 85,5-8; 89,39-52.

¿Quién es el enemigo que se describe en los salmos? Es difícil establecer la índole de estos enemigos, en las súplicas colectivas los enemigos son externos a Israel; en las súplicas individuales pueden ser enemigos de cualquier índole.

Cuando la confesión del propio pecado domina todo el salmo de súplica se lo llama Penitencial.

 

Acción de gracias:

No son tan numerosas como las súplicas.  Hay colectivas (menos frecuente) e individuales.  Pasajes de este tenor se hallan en otros géneros (9,2-5; 31,20-26; 32,3-5)

Respuesta del hombre a un beneficio recibido ( había hecho un voto: realizar un sacrificio de acción de gracias).  El hombre reconoce de donde viene el bien.  Solía acompañar a un sacrificio de acción de gracias en el Templo.

 

Himnos:

Si bien la expresión hímnica está presente a lo largo y ancho de todos los libros veterotestamentarios, la colección mas abundante, variada y mejor lograda de la literatura hímnica israelita se encuentra en el Salterio.  Incluso el término HIMNO fue puesto posteriormente como título general de todo el libro, a pesar de no convenir a todos sus poemas.

Cantos de alabanza (Sal 8,19,33, 138,146,147,148,150)  Es posible que los himnos acompañaran a todas las celebraciones festivas.

Existen 2 pequeñas colecciones de salmos que, si bien se hallan dentro de la línea de himnos presentan particularidades respecto a su temática: son los Salmos o Cánticos de Sión y los Salmos de la realeza de Yavheh o del Reino.

 

Cánticos de Sión:

Nombre que se le da a Jerusalén o a la parte más santa del Templo.  Celebran a Sión.  Elogio a la ciudad santa a causa de la presencia de Dios en medio de ella.  Son elogio indirecto a Dios a través de su ciudad. 46,48,76,87,132

 

Salmos del Reino:

Similares a los salmos reales, ya que se trata de una entronización, pero simbólica: la de Yahveh rey. 24,29,47,68,93,96,97,98,99

 

Salmos graduales

 Llamados también cantos de subida (o peregrinación) a Jerusalén (del 120 al 134).

Son un grupo de salmos breves que por su ritmo se prestaban para ser cantados durante la marcha.  En Ex 23,17; 34,23 y Dt 16,16 vemos las peregrinaciones en las 3 fiestas del año.

 

Salmos reales

Evocan o reviven la entronización de un rey.  Recordar que Israel copió de los pueblos vecinos la institución real, excepto en que nunca creyó en la divinidad del rey (este era el lugarteniente, el defensor del pueblo, encargado de las guerras santas, pastor de su pueblo).  Israel copió los ritos de entronización (toma de posesión del trono).  Los 7 salmos reales ayudan a descubrir las líneas generales de la entronización: acto religioso y político; el rey era consagrado en el templo, ungido con aceite por un sacerdote, luego un profeta le entrega el protocolo real (pequeño rollo donde descubría sus nuevos nombres y la misión que Dios le encomendaba).   Luego en el palacio real recibía su cetro, espada (homenaje del ejército).  En cada salmo se revive alguna que otra parte.  Mas que haberse compuesta para una entronización, se piensa que evoca y recuerda una de ellas.  Quizás trataban de mantener la esperanza mesiánica. 2; 21; 45; 72; 89; 101.

 

Otros: de peregrinación (cantan la alegría de los peregrinos que llegan al Templo, son distintos de los graduales: Sal 15; 84; 91 y 122).

Imprecatorios, sapienciales, etc.

 

 



[1] Dotes musicales de David: 1 Sam 16,16-18; 2 Sam 1,17; 3,33-34

lunes, 4 de noviembre de 2013


El libro del Eclesiastés

 

Autor: se presenta con un seudónimo: Qohélet, título que indica una función oficial. Su base es la raíz hebrea: qhl = asamblea (en griego ekklesía). El autor se presenta como el “presidente de la asamblea”. San Jerónimo traduce en la Vulgata: Eclesiastés y Lutero prefiere: predicador. El autor es judío pero manifiesta influencia de las nuevas condiciones de vida ya que el período helenista produjo cambios y progresos en Judea. Relativiza la creciente prosperidad y pericias técnicas, presta atención al individuo y al mundo en su totalidad, no sólo a la comunidad judía, lo que se nota en el hecho de que nunca usa el nombre del Dios de Israel: YHWH. Critica las ideas tradicionales y las nuevas también.

Este sabio, siguiendo las pautas de la literatura sapiencial se oculta bajo la figura de Salomón y su rostro real permanece secreto. Este autor “secreto” sin embargo repite 85 veces el uso del “Yo” y de verbos en primera persona, sobre todo: “he visto”, “yo sé”, “he buscado”, “he hallado”, “me digo a mí mismo” (“hablo con mi corazón”) poniéndolo como signo de su libertad y conciencia.

A menudo se sostiene que el epílogo (12,9-14) es de un redactor final que intenta suavizar el escrito.

 

Fecha: A pesar del versículo inicial que atribuye el libro a Salomón es evidente que este no es el autor. Se ve una evolución de la lengua hebrea que refleja una etapa postexílica del hebreo bíblico. Contiene dos palabras persas: “paraíso” en 2,5 y otro término con el que la lengua persa designa la “sentencia jurídica” en 8,11. Se trata entonces de un hebreo tardío. Fue escrito en el período helenístico inicial (300 – 200 a.C.) uno de los últimos libros del AT.

 

Estilo literario:

Eclesiastés usa un género literario muy conocido en Egipto y otras partes, que se llama el “testamento regio”. Este solía ser firmando con un pseudónimo y se escribía como propaganda de determinada dinastía, de sus aciertos políticos y sus obras grandiosas.[1]

Contiene mesalim tradicionales y lapidarios típicos de la literatura sapiencial construidos con la técnica del paralelismo (4,4; 8,10.14), binomios “sabio – necio”, “justo – malvado”. La observación de la existencia como fuente de sabiduría (4,1-8; 8,16-17) y paralelismos antitéticos: “mejor que…4,13; 6,9; 7.1-8.

Su visión escatológica es la de la antigua sabiduría de Israel que veía el final del hombre como un fluir hacia el sheol, lugar de polvo, silencio, de nada (3,19-20). Sin embargo este material tradicional está recorrido por un alma nueva e invadido por un tormento que bajo su corteza irónica esconde un ansia de vida. Es escéptico pero no fatalista, sarcástico pero no indiferente. Hasta en el modo de escribir (a veces literariamente aristocrático, otras veces banal) parece que quiere mostrar lo absurdo del arte de escribir bien.

 

Similar en forma a Eclesiástico y Proverbios. Aunque el término “hijo mío” sólo aparece en el epílogo (12,12),  parece haber sido un maestro de sabiduría que se dirige a sus discípulos en segunda persona del singular (4,17—5,8; 7,9-10, etc.).

 

Estructura del libro: ha sido estudiada en busca de una hipótesis lógica y se ha llegado a múltiples tesis. De todos modos esto es algo secundario. Siguiendo al comentarista francés D Lys se proponen dos secciones:

1.      La condición humana (1,1—4,3) colección de observaciones experimentales sobre la existencia humana y sus penas. a) balance general 1,1—2,26 b) el destino final 3,1—4,3.

2.      Reflexiones sobre la condición humana 4,4—12,8 reflexiones sobre lo antes observado y otras situaciones a) paradojas de la existencia: 4,4—6,9 b) la moral de la existencia 6,10—12,8

 

 

La tesis fundamental del libro

 Hebel [2]habelim: vanidad de vanidades. Este es el lema del libro.

Mientras que la sabiduría tradicional, (libro de los Proverbios) se detiene en la vida presente como única riqueza y se abandonaba al orden sabio del cosmos creado por Dios Eclesiastés mira la vida y ve que es idéntica para el necio que para el sabio. Ve la miseria y el absurdo más que el gozo y la armonía. La paz de la sabiduría tradicional se desvanece. Eclesiastés afronta de forma original y sin prejuicios la compleja problemática de la literatura sapiencial: la cuestión de las relaciones frecuentemente misteriosas y paradójicas que unen a Dios, al mundo y al hombre en un círculo riguroso.

Para Eclesiastés lo relativo es lo único absoluto, la miseria y la insatisfacción el único pan de la existencia humana. Forma una inclusión: 1,2 y 12,8 y la incrusta en toda la obra: 2,1.11.17.19.23; 4,4.8; 8,10; 11,10. Todo es vanidad, todo es hebel será la frase que utiliza.

El término hebreo “hebel” alude a la transitoriedad del soplo, del vapor que se disipa, del viento impalpable. Es el descubrimiento de la inconsistencia de todo las realidades cósmicas y humanas, un mundo vacío, absurdo. Subraya esto con la típica frase hebel habelim (vanitas vanitatum) que equivale a una nada infinita.

Para confirmar su tesis se sitúa en el mismo cauce metodológico de la antigua sabiduría. La teología de la alianza usaba como esquema interpretativo el binomio: fidelidad – bendición; infidelidad – maldición. De manera similar la ideología sapiencial usa el esquema retribucionista: delito – castigo, bien – premio. Ecle no condena estos esquemas, es tradicionalista, y no explora otros métodos de búsqueda o propuestas. Ve que las respuestas están ausentes. Ecle se limita a ver (lo repite 37 veces en el libro) “he visto…” 3,10.16; 6,1; 7,15 etc. observa estos absurdos.

Ecle reconoce a Dios como juez y creador (3,17; 11,9) pero su obra contiene en sí un alto grado de incomprensión. El hombre no puede enfrentarse con lo que es más fuerte que él (6,10).

Ecle abandona la visión bíblica de la historia entendida como un proyecto divino en progresión. La historia es más bien como una cárcel de la cual es imposible salir. Su visión es cíclica, ver 3,1-15.

 

Algunos pasajes fueron tildados erróneamente de hedonistas o epicúreos: 2,24-26; 3,12-13; 5,17-19; 8,15; 9,7-10. Los exegetas no se ponen de acuerdo a la hora de caracterizar su filosofía de la vida. Ha sido llamado ateo, pesimista, escéptico, epicúreo. También creyente, temeroso de Dios. Claramente es un inconformista. Tal vez la mejor caracterización es que se trata de un escéptico o incluso agnóstico en su sentido etimológico: persona que confiesa la ignorancia humana sobre diversas cuestiones esenciales y socava todo tipo de certidumbres. Esto en el borde de la fe pero sigue siendo un creyente que busca, pregunta mucho y responde poco. La tesis y conclusión anticipada del libro en 1,2. El autor no prueba su tesis con una exposición lógica, ofrece más bien meditaciones que ponen de manifiesto dicha absurdidad (vanidad).

El mensaje es más bien este: que en este mundo roto y sin centro el hombre debe recoger de las pequeñas y sencillas alegría que Dios siembre en él. El final 12,1-7 medita sobre el escándalo de la vida realizado desde el ocaso de la ancianidad, de la muerte. La disolución del ser humano es analizada a través de metáforas, la mayoría meteorológicas, domésticas y fisiológicas.

 

¿Cómo pudo ser considerado Palabra de Dios este libro tan provocativo?

Hubo discusión en el judaísmo rabínico acerca  de su canonicidad. Por la Misná, las tradiciones legales judías codificadas hacia el 200 d.C., sabemos que los rabinos estaban divididos sobre si el libro “mancha las manos” (pertenece a los libros sagrados) o no. Las razones variaban: contradicciones (4,2 y 9,4). Lo querían esconder declarándolo apócrifo pero no lo hicieron ya que comienza y finaliza con palabras de la Torá (1,3; 12,13).

Entró en los Megillot. La tradición cristiana se esforzó por interpretarlo de manera más inofensiva de lo el libro es en realidad.[3]

 

¿Cómo entender este libro?

Eclesiastés se ha de entender a la luz de la encarnación de la palabra de Dios dentro de la historia y de los límites del hombre. Palabra que se hace carne, que se hace sufrimiento, ansia, duda, pregunta. En la misma crisis de fe y en el silencio total Dios puede esconder paradójicamente su presencia, su revelación, su palabra.

En el terreno donde parece fácil apostatar puede ser misteriosamente fecundado por Dios que en este libro se ha revelado a través de las tinieblas de un hombre en búsqueda, de un hombre en crisis. El silencio de Dios no es necesariamente una maldición, sino una ocasión del encuentro por caminos sorprendentes aunque por el momento no visibles y comprensibles.

También hay que interpretar Eclesiastés a la luz de la progresión pedagógica de la revelación de Dios que aunque tiene una lógica de fondo lineal, pasa por etapas a veces lentas. Para el cristino Eclesiastés apunta como un índice a Cristo como plenitud, en Quien las preguntas del autor del AT encontrarían respuesta conclusiva sin evasiones. Cristo ya no hablará a través de la mediación de voces humana, sino que se hará voz humana, límite, pobreza, fragilidad, anhelo, pregunta, interroga a Dios mismo en el Hijo verdadero Hombre.

 

 

 

 

Leer cap 1—2 que sienta las bases para entender el libro. Cita a la sabiduría tradicional en forma de proverbios o con objeciones suyas. Así pone de manifiesto que cualquier verdad que la sabiduría puede alcanzar sólo tiene valor relativo, siempre hay un pro y un contra. Su enseñanza se puede resumir así:

Sólo se vive una vez, hoy. No hay mañana. La vida está fijada en las leyes del mundo, en lo inevitable, es imposible hablar de futuro o esperanza. Su consejo práctico: disfrutar la vida pues esta alegría es don de Dios.

 

Pese a su originalidad Ecle está enraizado en la tradición bíblica. Conoce el Pentateuco (Ecle 5,3-5 cfr. Dt 23,22-24). Conoce la sabiduría tradicional. El Eclesiástico lo conoció y utilizó hacia el 180 a.C.

 

 

Textos para leer:

9,1-10 ¿Qué pone de manifiesto el autor? ¿Qué le responderíamos hoy?

No cree en una vida futura digna al menos de ser considerada. En 2,14-16 ya expresó que el sabio y el necio son iguales en su muerte. Como se ve en 12,7 el Ecle sabe que el espíritu humano regresa a Dios. Es una opinión tradicional (Sal 104,29; Job 34,14-15 y Eclo 40,11) el espíritu que Dios insufló (Gn 2,7) regresa a Él en la muerte. Pero esto no significa supervivencia individual, sino regreso a la fuente, lo mismo que el polvo regresa a la tierra (Gn 3,19). Morir consiste justamente en el hecho de que Dios recibe el espíritu vital y desde este punto de vista seres humanos y animales son iguales. Así la pregunta de 3,21 no va contra la tradición, sino más bien contra las nuevas ideas de su tiempo acerca de la inmortalidad individual del alma humana. Aquí en 9,10 es obvio que Ecle defiende la concepción bíblica tradicional de la vida después de la muerte. En el sheol los hombres no son concientes de nada, no hay castigo ni recompensa, ni alegría (Eclo 14,16; Job 14,21; Sal 88,11).

Ecle no veía razón para el optimismo, ni en su expresión hebrea: resurrección del cuerpo o griega: inmortalidad del alma. El sheol era un lugar del “no ser”. Por ello el consejo práctico: disfrutar de las cosas de la vida, el vino, la mujer amada (9,7-9). Otro consejo: gozar de la juventud (11,9-10)

 

Otro texto para leer: 8,10-17 el problema de la retribución.

 

 



[1] Aquí aparece la fina ironía del autor que lo utiliza casi para lo contrario. Su “Salomón” le sirve, sí, para poder experimentar todas las situaciones humanas, muchas de las cuales le están vedadas a un pobre o a una persona corriente, pero sobre todo, lo usa para vaciar de sentido último tanto las obras y los esfuerzos como la pretensión de fama imperecedera, todo es “vanidad”, el rey sabio como cualquier necio mueren igualmente.
[2] La “h” en hebreo se pronuncia como una “j” suave.
[3] La patrística orienta la obra en un sentido completamente distinto al mensaje de la obra. Gregorio Magno en Diálogos reduce los pasajes escabrosos a objeciones a adversarios no creyentes a los que Ecle opondría la enseñanza ortodoxa (12,13). En la Edad Media, siguiendo una intuición de Gregorio Taumaturgo (270 d.C.) leyó el libro como una exhortación ascética a la huida del mundo y a la vida monástica.
 

El libro del Eclesiástico

 

Introducción:

 

Eclesiástico significa “libro de la Iglesia”, no se conoce el origen de este nombre pero se sabe que remontaba a Cipriano.[1] Tal vez se deba al uso extendido de este libro entre los cristianos. Llamado también Ben Sirá o Sirácida. Es el único libro del AT firmado por su autor: Jesús, el hijo de Sirá (50,27). El Eclo se parece en sus sentencias a Job y al Eclesiastés pero su mayor influencia es de los Proverbios.

 

Estudio literario

 

Géneros literarios

 

Mientras que en el libro de los Proverbios predomina el masal en forma de sentencias y consejos breves e independientes en el libro del Eclesiástico es la excepción encontrar proverbios aislados e independientes (3,28s). No obstante ello a veces se encuentran pequeños grupos temáticamente diferentes unificados por la forma negativa o afirmativa (CC 7-8). En Prov sólo hay estrofas grandes y pequeños tratados en los capítulos 1-9 y en el Eclo predomina esta forma. Igual que en Prov encontramos:

 

·         Formas valorativas: aceptación o rechazo del Señor y por lo tanto aprobación o repudio del autor y de los hombres en general (2,12-14).

·         Recursos estilísticos tales como:

Ø  “Más vale….que”…(10,27)  son muy frecuentes.

Ø  “Dichoso el que…(14,1-2; 25,8-9) ; 26,1)

Ø  “Antes de…(18,19-23)

Ø  “Pregunta a” (19,13-17) o bien “Aclara …

Ø  “Hay…(19,23-26)

 

·         Comparaciones y metáforas: 11,30; 43,18; 50,6-10

·         Proverbios numéricos: 25,7-11; 50,25-26

·         Preguntas retóricas (1,6; 2,10; 10,19; 31,27) Uso extendido en los Prov y en todos los que pasaron por escuelas.

·         Poemas alfabéticos: (51,13-29) conservado su originas en hebreo sólo en parte.

·         Himnos (42,15—43,33; 51,1-12) que cantan las maravillas de la creación.

 

·         Discursos y pequeños tratados: (1,1-21; 4,11; 24,1-34) Esta es la forma predominante en este libro.

 

Algo propio del libro del Eclesiástico son los llamados:

 

·         Retratos históricos (o “encomios”): son la descripción de personajes del AT (CC 44-50). El Eclo los llama: “elogio de los hombres de bien” (44,1). Van precedidos por un resumen de títulos honoríficos y rasgos significativos según lo ve el autor (49,1-3). En su selección de personajes se ve su clara preferencia por las figuras sacerdotales o personas que tuvieron que ver con el culto de Israel, hasta culminar con Simón, gran sacerdote de su tiempo. Los encomios buscan la admiración de los lectores hacia los personajes y luego la imitación de sus ejemplos.

 

 

 

Estructura:

 

Se puede dividir en tres secciones, cada una de ellas termina con algún poema:

1—24 (24,1-34: Himno a la sabiduría en clave femenina)

25—43 (42,15—43,33: Himno de alabanza al Creador)

44—51 (51,13-30: Himno descriptivo de la búsqueda de la sabiduría por parte de Ben Sira)

 

Estudio histórico:

 

En el ámbito de la Palestina, se considera “período helenista” a la época comprendida entre la ocupación de ese territorio por Alejandro Magno, en el año 332 a.C., y la proclamación de Augusto como emperador romano, en el año 27 a.C. Dicho período se caracteriza por el predominio de la cultura griega, aunque su influencia sobre el judaísmo había comenzado ya antes del siglo IV a.C. y prosiguió hasta la época talmúdica, en los siglos III y IV d.C. Judaísmo y Helenismo eran dos mundos culturales distintos. El helenismo constituía un fenómeno muy complejo que incidía en todas las áreas de la vida (política, social, económica, tecnológica, cultural y religiosa). Durante el tiempo en que se dio su influjo las culturas del Medio Oriente y del judaísmo filtraron muchos elementos del pensamiento griego, de modo tal que el judaísmo tendió al universalismo y puso al descubierto las antiguas tensiones presentes en Israel: centralismo religioso hegemónico en contra de la diversidad, separatismo en contra de la apertura a culturas diferentes. El helenismo buscaba una civilización mundial “ecuménico” que era su lema, en orden a construir la fraternidad universal o el mundo unido. Se quería conjugar los mejores elementos de las culturas griegas y oriental. Se promovieron los matrimonios mixtos, se fomentaron tendencias sincretistas. Esta corriente cultural se difundió a través de las ciudades llamadas polis conectadas entre sí.

 

Autor, lugar y fecha de composición:

 

El Eclesiástico es el resultado del gran proceso de transformación del judaísmo en el siglo III a.C. Confluyen muchas visiones adoptadas por grupos diferentes y a veces antagónicos. Algunos de sus puntos se pueden identificar con los saduceos pero también enseña doctrinas contrarias  a ellos. Su autor parece conectado con el “rabinismo” y se puede afirmar que era un sabio, verdadero maestro para sus discípulos. La penetración del helenismo en el judaísmo palestinense se refleja en este libro, pero Ben Sirá mantiene un helenismo moderado con cierta acomodación intelectual pero siempre preocupado por los judíos que iban demasiado lejos y los advierte de no caer en la apostasía. No obstante fue caratulado como sospechoso de helenista lo cual lo dejará fuera del canon hebreo.

Ben Sirá escribe en el año 180 a.C. y se trata de una colección de sus enseñanzas escritas muy probablemente en Jerusalén. Su traductor al griego llama al autor “mi abuelo” en el prólogo. El original hebreo desapareció en el mundo occidental por más de 15 siglos (desde san Jerónimo al 1900). El texto original se conoció en hebreo pero no estaba muy difundido. En 1896 Salomón Schecter descubrió un manuscrito hebreo medieval del Eclo conservado en un almacén de libros bíblicos y litúrgicos usada en el Cairo.

 

 

Estudio teológico

 

Los temas del Eclo son muy variados y se podría decir que trata todas las temáticas de la sabiduría. Es como una especie de enciclopedia sapiencial de su tiempo y de los siglos precedentes. Refleja la sabiduría tradicional pero actualizándola a las nuevas circunstancias históricas.

·         La sabiduría: 1,9; 24,3.9; 15,2; 4,11; 51,13-22. El Eclo es el primero en vincular la sabiduría con las tradiciones de Israel (en esto está su mayor originalidad). Esto se ve en la identificación entre Sabiduría y Torá. El Eclo quiere dejar claro que la Ley (Torá) es la verdadera sabiduría que los infieles buscan en otro lado. Ver 24,1-29. Esto nos muestra como el libro defiende el judaísmo y su argumento es que Israel tiene su propia sabiduría y ésta es superior a la de los griegos.

·         El hombre: eje sobre el que gira el mundo sapiencial, punto de partida de la observación, el sujeto que habla, el que crea dichos, reflexiones, etc. Ser limitado, condición de un ser creado. El Eclo usa antítesis: sensato – necio (29,12); justo – malvado; rico – pobre; generosos – tacaño; mortal – inmortal; humilde – soberbio.

·         Vida en la sociedad, vida familiar, la injusticia social, ámbito religioso, etc.

 

Tener en cuenta que los sabios mediante consejos, sentencias buscan la manera de adaptar la vida humana al orden y equilibrio que observan en la naturaleza, reflejo de la voluntad de Dios. Este es el modo peculiar que caracteriza a la literatura sapiencial en contraposición a los historiadores y profetas que cuentan la historia de su pueblo y reflexionan sobre ella o examinan la relación de fidelidad – infidelidad a la Alianza.

 

 

Canonicidad del Eclesiástico: Este libro no fue admitido en el canon judío incluso cuando se lo citaba usando la fórmula “está escrito” que se usa en relación a obras canónicas. Cuando se establecen los criterios de canonicidad por parte de los dirigentes fariseos en la era cristiana (año 95 d.C.) se excluye al Eclo ya que se delimita la inspiración al período comprendido entre Moisés y Esdras. Además algunos aspectos del libro parecían cercanos al pensamiento saduceo más que al fariseo, y además fue caratulado como helenista. Es así que formó parte de los libros canónicos del AT para los católicos y para la mayoría de las iglesias ortodoxas. Igualmente su canonicidad fue complicada. Mientras que estaba presente en la versión de los LXX (lo cual le daba un cierto carácter sagrado) san Jerónimo no lo incluye en la Vulgata. San Agustín en cambio considera a todos los libros de los LXX con la misma autoridad canónica.



[1] San Cipriano: Padre de la Iglesia (160-258)..

El libro de los Proverbios

 

 

Introducción:

 

Toda cultura posee un tesoro de sabiduría popular y proverbial. Se trata de reflexiones y de intuiciones ligadas a la naturaleza humana, a la vida y al mundo. También nosotros estamos acostumbrados a usar proverbios y refranes. El libro de los Proverbios es el mejor representante de la literatura sapiencial de Israel ya que es el que mejor la expresa. Concentra la actividad de la sabiduría de Israel durante varios siglos, así como el libro de los Salmos concentra la poesía religiosa.

El proverbio es parcial (o facciosos), en general conservador, moralizante y puede estar en contradicción con otros dichos por su naturaleza sectorial (por ejemplo: 26,4-5) ahistórico porque registra y prevé acontecimientos típicos que se reproducen constantemente en la existencia.

 

 

Estudio literario

 

Estructura del libro: El libro de los Proverbios es una colección de colecciones. Observar como comienza con un título (1,1) que se repite en 10,1, en 22,17; 24,23 se habla de “sentencias de los sabios” y 25,1. Más aún no todo es sabiduría israelita: 30,1 “Agur”; 31,1ss “Lemuel”.

Cada colección supone una larga historia de creadores de proverbios, de transmisores, de colectores, etc.

El libro está compuesto por:

·         un núcleo más antiguo formado por seis colecciones

Ø  Las dos colecciones de Salomón: (10,1--22,16 y 25,1--29,27).

Ø  Las dos colecciones “de los sabios” (22,12—24,34)

Ø  Las dos colecciones “de Agur” (30,1-33)  y la “de Lemuel” (31,1-9)

·         un marco más reciente (considerado obra del editor)

Ø  Cap 1-9 (recomendación de la sabiduría).

Ø  Cap 31,10-31 (Poema alfabético de la mujer perfecta) que es el epílogo).

 

  Desde la época de Salomón actuaron en Israel los sabios haciéndose más fecunda su tarea en el siglo VIII a.C. Como vimos la parte más reciente del libro es el inicio y el final (1-9 y 31,10-31) que enmarcan a las seis colecciones más antiguas.

 

Forma estilística: El proverbio (en hebreo: mashal)[1] adquiere una forma literaria propia en diferentes variedades. Los más simples como las sentencias de sabiduría (verbos en indicativo). Los consejos (verbos en imperativo) y los más complicados como son los proverbios numéricos y los poemas alfabéticos. Domina el paralelismo en todas sus formas y está acompañado de “asonancias fonéticas”[2]. Esto último facilita el aprendizaje mnemónico (lo cual complica la traducción a otra lengua).

 

El masal[3] – proverbio en sentido estricto presenta dos modelos principales:

1) el proverbio – acontecimiento. Destaca un hecho fácil de comprobar (10,1)

2)  el proverbio – causa. Da un motivo (causa) a la declaración. Muestra una mayor madurez en el razonamiento.

El tono general del proverbio no es apodíctico o imperativo sino más bien pedagógico y parennético.

Tanto los consejos como las sentencias son bimembres, es decir constan de dos líneas paralelas. El paralelismo puede estar acompañado o sustituido por otros recursos estilísticos como:

·         Formas valorativas: muestran la aprobación o el rechazo de una conducta: 15,9; 11,20; 16,5. Algunos proverbios utilizan la forma:

v  mas vale 16,8; 19,22; 27,5-6

v  dichosos: 20,7; 28,14

 

 

·         Comparaciones: se comparan dos o más términos por medio de la partícula: como 10,26; 19,12; 31,14; 26,1 etc.

 

·         Metáforas: se distinguen de la comparación ya que se suprime la partícula como y el predicado se dice directamente del sujeto en sentido figurado: 20,27; 20,2; 19,12; 11,22; 25,12.

 

·         Preguntas retóricas: se hace una pregunta sabiendo su respuesta de antemano: 6,27-29; 30,4.

 

·         Escenas breves: generalmente presentan actitudes dignas de reprensión de personas típicas de la sociedad: el holgazán y la hormiga (6,6-11); el borracho (23,29); la adúltera y el joven (7).

 

·         Numéricos: con el número dos, tres y cuatro. Ej. (30,7; 30,15, 30,18-20; 30,21-23; 30,29-33.

 

·         Alfabéticos o acrósticos: poema de veintidós líneas que comienza con las letras del alfabeto hebreo desde la Alef a la Tau.

 

 

Estudio histórico

 

El contexto histórico en que se sitúa la redacción y edición de este libro es la dominación persa y luego griega con la lógica decepción que produjo el exilio más los problemas propios del regreso a la tierra. No obstante el judaísmo se había purificado y organizado con la ayuda de Esdras y Nehemías. Los judíos tenían una semiautonomía  con el gobierno de los Sumos Sacerdotes, aunque se les impuso duros tributos. La helenización comienza durante el imperio persa pero se hace más profunda bajo Alejandro Magno en el siglo III. El pensamiento griego impregnó todos los ambientes, en especial la diáspora. Se plantea entonces una cuestión: la asimilación del helenismo o su rechazo.

En este contexto socio cultural el redactor que es un sabio intenta afirmar la identidad nacional y cultural. Por ello recobra la tradición sapiencial transmitiendo colecciones antiguas de proverbios y reinterpretando la tradición a la nueva realidad (CC 1-9 y 31,10-31). Así también acepta colecciones extranjeras (de Amenemope por ejemplo) pero les da su sello yavista como es común en Israel (recordemos por ejemplo la transformación de las fiestas agrícolas de Canaán en fiestas en honor a Yavé).

 

Autor y fecha de composición

 

La obra es anónima y fue escrita en hebreo. Respecto a los distintos autores de las colecciones sabemos que en el caso de las dos colecciones de Salomón son atribuidas a este rey y que son uno de los tantos casos de pseudonimia. Es posible que algunos estratos inferiores de la colección de Salomón lleguen a los tiempos de este rey.

Las colecciones de Salomón son preexílicas pero la redacción final / edición del libro se puede ubicar entre el siglo V y el III a.C. Es anterior al libro del Eclesiástico ya que éste en 47,17 parece apoyarse en Pr 1,6.

 

 

Estudio teológico

 

La finalidad de este libro es la enseñanza (1,2-6). Atender a los verbos en infinitivo.

Temas del libro:

v  La sabiduría: 8,17-21; 8,22-31; 8,32-36. Personificación de la sabiduría: 8,1-11;  9,1-6.[4]

v  Aspectos de la vida personal: 4,20-27; 4,10-13; 26,16; 19,15; prudencia en el hablar: 15,25; 21,23; 10,19; 11,13ª.

v  La justicia: 12,17; 16,8; 11,18ª.19ª.

v  Actitud ante la riqueza y la pobreza (tener en cuenta el valor positivo de la pobreza) 18,11; 11,28; 10,2; 21,6; 29,22. El juicio positivo sobre la pobreza no existe en Proverbios, más bien vemos una actitud favorable al pobre en determinadas circunstancias (12,9; 17,1; 15,16; 16,8; 14,21; 30,7-9)

v  La vida familiar: consejos paternos (3,27; 4,1-7; 6,24-29; 7,1ss). Era muy fuerte la autoridad paterna por ello la educación era muy rígida (23,13).

v  La vida en sociedad: notar el uso de antítesis que indican totalidad: cielo – tierra (universo). Sensato – necio (las más usadas) 10,1; 12,15. No se indica un juicio de valor, sólo actitudes acertadas o no cuyas consecuencias serán positivas o negativas. En la práctica faltará poco para equiparar: al sensato con el honrado y al necio con el malvado. Las antítesis no dan lugar a conductas ambiguas o neutrales. Se trata de una visión muy simple de la realidad por falta de matices, pero el contenido de Proverbios es irrefutable. En la moral cristiana existen matices entre lo bueno y lo malo. Otras antítesis: pobre – rico (28,6; 22,2; 13,7)

v  Injusticias sociales: 18,5; 17,23; 24,23ss

v  La amistad: 27,10; 18,24; 17,17

v  Los reyes: 29,4; 20,28; 16,12; 25,5

v  Ámbito religioso: Dios creador: 20,12; 17,5; todo lo ve: 5,21; 15,3; 24,12; 15,11; protector: 3,26; 18,10.

v  Temor del Señor: es la expresión de una forma de piedad muy común en Israel. Temor es sinónimo de reverencia y respeto. Es reconocer el señorío  y la soberanía de Dios: 14,2; 9,10; 14,27; 15,16.

v  La teoría de la retribución: este libro es fiel a la enseñanza de la tradición. Su horizonte no va más allá de la muerte. Por ello la retribución debe realizarse durante la vida: 12,7; 11,21; 12,21; 14,11.19; 17,13, etc. La dura realidad no impacta aún en este libro en sus afirmaciones y en su convicción.

 

 

El libro de los Proverbios y el Nuevo Testamento

 

Ninguno de los libros que componen el NT es estrictamente hablando de tipo sapiencial, es decir no nos ofrece por ejemplo una colección de sentencias semejantes al Libro de los Proverbios, de la Sabiduría, etc. Sin embargo la Iglesia primitiva nacida del judaísmo convivió durante un tiempo con él, en medio de la sabiduría popular y su transmisión estaba muy viva.

El libro de los Proverbios es citado 14 veces en el NT (Pr 3,33-34 en St 4,6;  Pr 3,11 en Hb 12,5-6) y unas 20 veces se alude a él (Pr 11,18 en Ga 6,8; Pr 12,20 en Mt 5,9). Si bien todas sus enseñanzas son superadas por la enseñanza de Jesús, Sabiduría de Dios, es útil y edificante su lectura que nos pone en contacto con el pensamiento de los sabios de Israel.

 

 



[1] En las dos grandes colecciones se ve el masal en su forma primitiva con breves sentencias, luego se hace más extensa en el prólogo y en el epílogo.
 
 
[2] “Asonancia”: (sinónimo: Consonancia) correspondencia de un sonido con otro.
[3] Término hebreo que abarca una variedad de acepciones: parábolas, canto, oráculo poético, alegoría, aforismo, etc.
 
[4] En estos textos la sabiduría aparece personificada con rasgos de profetisa que pregona por las calles y plazas e invita a aceptar su enseñanza o su llamado a la conversión y a la Alianza.