jueves, 9 de mayo de 2013


Las leyes en Israel

 

Gran parte del Pentateuco está ocupado por leyes. Desde un punto de vista teológico el Pentateuco cuenta la formación del pueblo de Israel. Este pueblo tiene leyes, normas que rigen las relaciones entre los hombres y de los hombres con Dios.

Las leyes fueron surgiendo de casos concretos, de situaciones vividas por el pueblo. Ej Dt 22,8; Éx 22,4; Éx 21,33-34; Lv 13,9-11.45-46. Pero no todas eran cuestiones civiles y penales ya que un puesto importante lo ocupa la legislación sobre el culto que lo regulaba hasta en los detalles más minuciosos. Los sacerdotes eran lo encargados de estas leyes.

En un primer momento las leyes nacen la familia, el clan, la tribu quienes generalmente copiaban leyes de los pueblos vecinos. Una norma aplicada en una tribu podía crear jurisprudencia para otras.

Luego en los santuarios se intercambiaban prácticas jurídicas y temas cultuales (sacrificios, ofrendas, etc.). A partir del rey David la corte es la que juzgará (1 Sm 15,1-4; 1 Re 3,16-28; 2 Re 8,4-6). Y en el templo de Jerusalén donde los sacerdotes también desempeñan funciones judiciales (matrimonios, enfermedades, animales comestibles o no, etc.).

·        Las leyes se fueron multiplicando a lo largo del tiempo por tres causas principales: los grandes principios eran insuficientes, por ejemplo una ley tan genérica como “no matarás” (Éx20,13) debe tener muchos matices (el que mata sin intención Éx 21,12-15; 22,1-2; 21,20.

·        Nuevos problemas y situaciones (el paso de la vida nómada al establecimiento en una tierra).

·        Distintas concepciones teológicas.

 

Formulación de las leyes: se distinguen dos grupos principales

1.      Leyes apodícticas: mandan o prohíben algo (no matarás, no robarás). Estas serán las leyes más antiguas. Originariamente fueron breves y posteriormente se añade una motivación. Se formulan en segunda persona del singular (el plural es más tardío). Se subdividen en: Imperativas: “Honrar padre y madre” y Prohibitivas: “No robarás”.

2.      Leyes casuísticas: plantean un caso concreto y emiten sentencia. Éx 22,5 y en algunos casos se presentan matices: “cuando….si…si…si.., son más frecuentes que las anteriores Éx 21,2.6.7.

 

Recopilación de las leyes: Dado que las leyes no podían estar sueltas fueron recopiladas. Un recurso era agruparlas en series de 10 (decálogos) Éx 20; Dt 5. Decálogo cultual: Éx 34 o bien en dodecálogos (12) por ejemplo el dodecálogo siquemita (promulgado en Siquem).

También se recopilaban guiándose por el contenido.

 

La legislación en Israel fue avanzando y esto se puede esbozar del siguiente modo: en tiempos patriarcales (seminómadas) se regían por el “código del desierto” que estipulaba tres días de hospitalidad y la protección luego por más de 150 Km. Ej Gn 18,1-8; 24,28; 19,1-8 Jue 19,16-24. También l”a ley de venganza de sangre” que marca la solidaridad tribal. El honor o la deshonra de un miembro repercute en todo el grupo (Gn 34,27-31). Por ello se protege a los huérfanos y viudas 2 Sm 2,22-23; 3,22,27 2 Sm 13. La venganza de sangre no se aplica al grupo más bien se lo expulsa de él. Otro ley es la de la pureza de raza (Gn 24) matrimonios dentro de la familia aunque no parece tener gran importancia en algunos períodos: Moisés se casa con una madianita, Salomón con mujeres extranjeras. A partir del s. V con la reforma de Nehemías cobra mayor importancia.

Moisés es el gran legislador ya que a él se le atribuye toda la ley y todos los códigos lo cual trae problemas de tipo histórico. Muchas normas no tienen sentido en el desierto y pertenecen a una cultura sedentaria y agrícola. Son leyes posteriores pero se les da autoridad de ese modo.

 

 

Las diez palabras o decálogo (Decálogo ético): únicas leyes que se transmiten directamente sin la intervención de Moisés. Contienen los diez imperativos esenciales de la moral y de la religión en dos formulaciones que se remontan a épocas distintas: Éx 20,2-17 y Dt 5,6-21 con notables variantes (ej. algunas diferencias: Descanso en el 7mo día: Éx creación; Dt salida de Egipto). Solución: el decálogo sufrió retoques, añadidos y comentarios por motivos pastorales y catequísticos. Esto no significa que no tenga que ver con Moisés ya que en su formulación primitiva ascienden a su época.

 

Decálogo cultual: (Éx 34) Luego que Moisés ha roto las tablas de la ley ante la indignación por la idolatría del pueblo Dios le ordena hacer otras dos tablas. Sin embargo no es el decálogo ético el que aparece sino otro de carácter cultual atribuido al yavhista. Contiene más de 10 preceptos aunque se lo presenta como decálogo.

 

 

Dodecálogo siquemita (Dt 27,15-26) son doce preceptos que deben ser recitados por los levitas delante del pueblo en Siquén entre los montes Ebal y Garizím. Más que preceptos son maldiciones para quienes están en contravención con Dios, algunas con breves motivaciones. Comparadas con el decálogo tienen diferencias y semejanzas.

 

 

Los tres grandes códigos

 

Código de la alianza: (Éx 20,22--23,33) el decálogo ético y el dodecálogo no contienen todas las normas para regular la vida. Por ello aparecen nuevas normas que se encuentran en el libro del Éxodo, luego del decálogo. Es una colección heterogénea que refleja una sociedad de pastores y agricultores. Aunque se lo relaciona con el decálogo y con la alianza del Sinaí sus disposiciones reflejan una sociedad ya sedentarizada por ello se lo ubica en la época de los jueces (s.XII), con la asamblea de Siquém (Jos 24) y con el “libro de la ley” que menciona Jos 24,25-26. No es que haya que ver en él ese “libro” pero el código de la alianza es sin duda el código de la confederación de las tribus de Israel. Se abría recopilado más tarde (IX). El espíritu del código es de profundo sentido social, preocupación por los más débiles y por la recta administración de la justicia.

 

Código Deuteronomista: (Dt 12—26) Se trata de un cuerpo legal destinado a sustituir al anterior, eliminando algunas disposiciones, modificando otras e introduciendo otras nuevas. Pasados los años el código de la alianza en algunos puntos resultaba anticuado y se hizo necesario actualizarlo y completarlo. Así surgió el conjunto de leyes que forman el núcleo del libro del Deuteronomio. No es un cuerpo legal completo, ni desde el punto de vista civil ni cultual. El autor saca de las tradiciones y de las costumbres de Israel todo lo que juzga más oportuno y adecuado para ilustrar e inculcar aquellos principios religiosos y morales que considera indispensables para todo israelita. Pero va más allá dado que no se contenta sólo con la pura observancia de la ley y quiere que ésta parta de motivos justos y que se alimente de principios que no se cansará de repetir. Este código está impregnado del espíritu profético, y sus leyes son expresión de un gran ideal espiritual y ético que debe guiar a toda la comunidad israelita. Entre estos principios podemos notar: la humanidad, la liberalidad y la filantropía. En ningún código hebreo o no se percibe tan alta devoción a Dios y benevolencia para con la sociedad. En ningún otro libro se presentan los deberes del hombre con un sentimiento tan profundo y tierno y con una elocuencia tan persuasiva. Leer 15,1-11 remisión de la deuda cada 7 años; 17,14-20 como debe ser el rey; 25,5-10 ley del levirato. Otro aspecto para destacar es la ley de centralización del culto (12,1-16).

La mayoría de los autores creen que este código tiene una relación de fondo con el “libro de la ley” hallado en tiempos del rey Josías (621 a.C.). La primera redacción fue en el reino del Norte y luego del 720 se trajo al Sur. Un siglo más tarde se terminó su redacción.

 

 

Ley de santidad (o código de santidad):[1] (Lv 17—26)  Se llama así por la frase: “Santificaos y sed santos porque yo soy el Señor vuestro Dios” (Lv 20,7) que se repite varias veces en los capítulos 19—22.  Las leyes se refieren no sólo a la santidad del culto sino también a los requerimientos de la justicia social. No se trata sólo de una piedad privada sino de una santidad considerada como un verdadero modo de vida y abarca toda la existencia personal, familiar y social. Este código es el resultado de recopilaciones y duplicados. Insiste en la santidad, en la distinción entre lo sagrado y lo profano y recalca la necesidad de cumplir algunas leyes morales y cultuales para mantener la relación entre el pueblo, los sacerdotes y la santidad de Dios. Los temas son: las leyes sobre los sacrificios, significado de la sangre, relaciones sexuales (incesto y relaciones no permitidas por la Toráh), deberes religiosos y morales y las penas para los que las transgreden. A partir del capítulo 21 las leyes se dirigen casi exclusivamente al sacerdocio.  Los sacerdotes legislaban desde tiempos antiguos y el espíritu de su legislación era diferente del código deuteronomista que surge en otro ambiente. Como recopilación, la ley de santidad y el código deuteronomista serían casi contemporáneos, pero las leyes de éste último son más antiguas. Su teología tradicional es la de Dios santo e inaccesible al hombre. Se afirma constantemente que la moral humana encuentra su última razón de ser en la santidad de Dios. Ser santos es actuar de manera tal que cada aspect6o de la vida sea un reflejo de la santidad de Dios. Muestra una gran preocupación humanitaria: ver 19,9-10 un medio efectivo para ayudar a los pobres de ese tiempo. Enseñanza para hoy: no tanto la aplicación concreta sino el principio que subyace. Leer: amor al prójimo con ejemplos concretos: 19,11-13; 19,33-34 al extranjero.

 

El código sacerdotal (Lv 1—7; 8—10; 11—16)

Es el nombre que los críticos dieron a esta colección. Comprende gran parte del libro del Levítico. Está constituido por normas a veces muy antiguas y otras más recientes. La redacción final se coloca después del 538, fecha del edicto de Ciro. Así  el código refleja sólo en parte el culto y los rituales que se seguían en el templo de Salomón.

 

 

Bibliografía utilizada:

 

  • AA.VV, Comentario Bíblico Internacional, Editorial Verbo Divino, Navarra, 2001.
  • AA.VV, Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ediciones Paulinas, Madrid, 1988.
  • Sicre José  Luis, Introducción al Antiguo Testamento, Editorial Verbo Divino, Navarra 2011.

 

 

 

 

 



[1] Algunos autores sostienen que toda esta sección fue al principio una colección de leyes separadas, más antiguas que el resto del libro. Otros, consideran que el conjunto no tiene la coherencia indispensable para formar un cuerpo autónomo y que no presenta señales de haber existido antes como unidad separada del Levítico.

El libro de los Números

 

Su nombre en hebreo: be midbar: “en el desierto” parece responder mejor a su contenido que su nombre en griego. Efectivamente el tiempo en el desierto del Sinaí constituye el fondo de la obra. Dentro de ella hay dos puntos de referencia: el monte Sinaí y el oasis de Cades.

 

Estructura:

 

Se reconocen tres partes:

1.                       Israel en el Sinaí: (1,1--10,10)

2.                       La marcha desde el Sinaí a las llanuras de Moab: (10,11-22,1ª)

3.                       Israel en las llanuras de Moab: (22,1b—36,13)

 

La primera parte del libro se compone exclusivamente de textos legislativos y narrativos. Esta parte está ligada a menudo a Éx 19,1—40,38 y al libro del Levítico. El conjunto Éx 19,1—Nm 10,10 constituye la perícopa del Sinaí. Esta parte esta dedicada sobre todo a la organización de las tribus en torno a la Tienda del Encuentro y a la organización de los levitas que estaban dedicados al servicio de la tienda.

 

La segunda parte describe la marcha del pueblo por el desierto, constituyendo el cuerpo central del itinerario por el desierto, período ejemplar de tentaciones, esperanzas, crecimiento y estancamiento, de cercanía de Dios y de ruptura con él. La tradición sacerdotal constituye el esquema fundamental del relato sobre el que se insertan las otras tradiciones. Son los conocidos 40 años del desierto desde el Sinaí hasta las estepas de Moab en la transjordania meridional a donde se llega en 22,1.

Dentro de esta unidad se pueden aislar algunos conjuntos literarios a veces poco homogéneos. Ej 10,11—12,16 narración del viaje desde el Sinaí hasta el desierto de Farán con varios incidentes en su recorrido que revelan tensiones dentro del pueblo: el fuego de Taberá que devora a los que murmuraban desconfiando de Dios y de Moisés. La rebelión de Aarón y María contra Moisés. 13—14 la misión de explorar la tierra de Canaán y más murmuraciones. 15—19 golpes contra Moisés, la rebelión de Coré, Datán  Abirán, la definición del sacerdocio personificado en Aarón. Ritual de purificación. 20—21 la gran marcha a través del desierto hasta las estepas de Moab y fronteras de la tierra prometida.

 

La última sección tiene por objeto la preparación de la conquista del país de Canaán. En los capítulos 32—36 están en las estepas montañosas de Moab a la altura de Jericó. Se distinguen dos cuadros: cc 22—24 los cuatro poemas de Balaám que están destinados a resaltar el poder de Israel sostenido por Dios. El cap. 25 al final la idolatría cananea con sus ritos de prostitución sagrada y ritos de la fecundidad. Hay pasajes narrativos mezclados con textos jurídicos.

 

Puede parecer una obra heterogénea y sin orden. Tenemos dos pistas para entender la obra como un todo.

 

La fidelidad de Dios a su promesa a pesar de la infidelidad del pueblo

Se describe la organización del pueblo en vistas a la conquista de la tierra.

1,2 Las tribus hacen un nuevo censo y se organizan.

3,4 Los levitas son colocados aparte y se delimitan sus funciones.

7—9 Las instituciones cultuales se ponen en funcionamiento.

Se trata de un pueblo organizado, estructurado y ordenado para la marcha hacia la tierra prometida. Sin embargo el pueblo duda de la palabra de Yahvé, se pone en tela de juicio la autoridad de Moisés y Aarón (12; 16—17). Los israelitas rechazan (incluido Moisés y Aarón) la conquista de la tierra (13—14; 20,1-13). Dios permanece fiel a sus promesas (15,2.18).

 

La invitación a la santidad y la condena del pecado

La exhortación de 15,40 da una clave de lectura del conjunto del libro. La comunidad está llamada a vivir en la proximidad de Dios. Esto exige santidad, es decir respeto de las leyes y obediencia al proyecto de Dios. La desobediencia traerá su sanción: la primera generación israelita, salida de Egipto, muere en el desierto a causa de esto (Nm 14). Moisés y Aarón no pueden entrar en la tierra prometida (20,12). Los únicos de esa generación que son beneficiados son Caleb y Josué que se mantuvieron fieles (14,24-38). Es la segunda generación de israelitas la que se prepara en las llanuras de Moab a entrar en Canaán y heredan la promesa hecha a sus padres.

El destino de la primera generación 32,8-15 sirve de paradigma para dar ejemplo a todas las generaciones del costo de alejarse de Dios.

Estas dos pistas permiten que aparezca la unidad del todo: hay un único proyecto teológico, que liga las tres secciones. Los relatos y las leyes exhortan a la santidad (los relatos ilustran y apoyan las leyes) y hay una lógica argumentativa de separación entre lo santo y lo profano, lo puro y lo impuro, el fiel y el infiel.

 

Contextos generales de interpretación del libro:

 

 Contexto histórico: la estructura y la teología del libro pueden ser atribuidos a autores sacerdotales. Los relatos sacerdotales han sido redactados a partir de fuentes más antiguas preexistentes. Así Nm 13—14 se ve que el relato sacerdotal depende de un relato antiguo que fue fusionado con el relato sacerdotal. Otras tradiciones antiguas se encuentran en Nm 11—12; 22,14.

Los cuerpos legislativos pueden atribuirse a autores sacerdotales, algunos más tardíos que otros (ej 16—17; 15; 18—19)

Ciertos textos reflejan una influencia cercana a la perspectiva deuteronomista: la intercesión de Moisés en 14,13-19 que desarrolla una teología del pecado y del perdón opuestas a las que se encuentran en el resto del capítulo. Mientras que según los autores sacerdotales toda falta voluntaria conlleva un castigo el texto deuteronomista insiste en centrarse en el perdón.

Constatamos así que el libro de los Números esta marcado por la presencia de un debate que opone dos concepciones diferentes de las relaciones entre Dios y el hombre. ¿Quiénes son los protagonistas de este debate? En el entorno sacerdotal del templo de Jerusalén luego del exilio se desarrolla una teología que insiste en la necesidad de separación entre Israel y los demás pueblos. Así se mantendrá la identidad de la comunidad y sus mediadores son los sacerdotes y el culto como se ve en textos tardíos de Nm 16—19: Esta teología domina el libro. Nm 14,13-19 presenta con la misma fuerza una radical oposición atribuida a veces a un entorno laico, que considera que lo que constituye la identidad del pueblo es la historia de Israel (no sólo el culto) en la medida que esta historia es historia de salvación. Dos aspectos específicos merecen ser desarrollados.

 

 

La pluralidad de enfoques teológicos presentes en el libro.

Sus últimos redactores no encontraron la forma de armonizar la obra. La estructura global proviene de autores sacerdotales, y cierto número de complementos y adiciones tardías (teológicas, históricas armonizan con el Deuteronomio o el libro de Josué) reflejan la influencia de círculos laicos influenciados por la teología deuteronomista.

Este libro constituye por lo tanto el testimonio de la diversidad de expresiones de la fe que se pueden dar en el seno de una misma comunidad y nos cuestiona sobre nuestra propia capacidad de asumir las diferencias y divergencias en el seno de nuestras comunidades.

 

 

Bibliografía utilizada:

 

  • AA.VV, Comentario Bíblico Internacional, Editorial Verbo Divino, Navarra, 2001.
  • AA.VV, Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ediciones Paulinas, Madrid, 1988.
  • Ska Jean Louis, Introducción a la lectura del Pentateuco, Editorial Verbo Divino, Estella 2001.

 

 

El libro del Levítico

 

Introducción:

A primera vista este libro aparece como contrario a nuestra sensibilidad. Su tema central no presenta nada de atractivo, las detalladas regulaciones sobre la matanza de animales y las aspersiones con sangre pueden resultar repulsivas e irrelevantes. Por otra parte, muchas de las reglas morales y cultuales que rigieron por un tiempo la vida israelita son hoy obsoletas. Como toda norma las prescripciones del Levítico eran parte de una determinada cultura y los cambios en el contexto histórico y cultural llevaron a la depreciación de ciertos valores y a la emergencia de otros nuevos. La esclavitud y la guerra,  por ejemplo significaban una cosa en el mundo bíblico y otra muy distinta en el nuestro. Lv 25,42-46 da una base teológica para evitar que sean esclavizados los israelitas pero permite someter a la esclavitud a los que estaban fuera de la comunidad de la alianza. En Lv 26,8 se promete una fácil victoria sobre los enemigos si el pueblo cumple los mandamientos de Dios, pero hoy en día sólo muy pocos se atreverían a celebrar como un triunfo el derramamiento de sangre aunque sea en legítima defensa. Muchas leyes levíticas son ahora inaplicables porque la vida del antiguo Israel difiere de la nuestra. Otros mandamientos han perdido relevancia para los cristianos debido a la institución de la nueva alianza. Un caso claro es la de los animales impuros. Jesús declaró puros todos los alimentos (Mc 7,14-23) y Pablo vio con claridad que las prohibiciones alimenticias de los judíos ponían serios obstáculos a la expansión de la fe cristiana en el mundo pagano. Y la oblación del cuerpo y la sangre de Jesucristo ha puesto fin a todo el sistema sacrificial de la primera alianza, porque la sangre de los animales carece de eficacia para borrar los pecados (Heb 10,4). Todo esto es verdad y se podrían señalar otros aspectos, sin embargo el libro del Levítico contiene mucho más de lo que podemos apreciar a primera vista. La doctrina que subyace en él tiene mucho que decir al tiempo presente y al lector moderno y se pueden encontrar muchas enseñanzas que mantienen plena vigencia incluso en el día de hoy. Para ello hay que ir más allá de lo que aparece a primera vista y hacer un sondeo por debajo de la superficie.

 

Estructura del libro:

 

Se distinguen cuatro partes y un apéndice:

 

  • 1—7      Los sacrificios – ver la conclusión en 7,37-38
  • 8—10    La inauguración del culto Se describe la consagración de los sacerdotes: Aarón y sus hijos y la inauguración del culto. Moisés, Aarón y sus hijos son los personajes principales de estos capítulos.
  • 11—16  Las leyes de pureza e impureza – El cap. 16 trata sobre el “gran día de la expiación”
  • 17—26  La “ley de santidad”
  • 27 Apéndice: instrucciones sobre las ofrendas y promesas

 

Para entender el Levítico:

El contexto en el que se presenta este libro es el del Sinaí, todavía el pueblo no ha entrado en la tierra prometida. La conexión de este libro con el del Éxodo es muy clara y es necesario tenerla presente. Las leyes de este libro continúan el relato del Éxodo y un tema importante al final de este libro es la intención de Dios de habitar en medio de los israelitas (Ëx 25,8; 29,45-46). Por eso los caps. 25-31; 35-40 del libro del Éxodo tratan casi exclusivamente de la construcción del Tabernáculo como morada del Señor. Una vez terminado, el Santuario fue cubierto por una nube y lo llenó la gloria del Señor (Éx 40,34). Así Dios establece su morada en medio de Israel y se llamó el Santuario “Tienda del encuentro” (Éx 40,35) porque ése era el lugar donde el pueblo se encontraba con Dios. Era un santuario portátil ya que el Señor siempre quería estar con su pueblo.

Esta presencia de Dios en medio de su pueblo requiere una organización de toda la vida y ésta se hará sobre la base de “pureza” y “santidad”. Este es el objetivo del libro del Levítico. La experiencia del éxodo hace comprender al pueblo que Israel es un pueblo “separado” de las otras naciones y que el Señor los ha “santificado”. El pueblo ha sido llamado en la alianza a ser un “reino de sacerdotes” y una “nación santa” (Éx 19,6). Este fundamento teológico dará lugar a una serie de leyes. Este estatuto regulará el culto (ritos, sacrificios), dará las normas para los sacerdotes y las leyes que regularán las relaciones entre las personas.

El éxodo como “separación” y “santificación” define todas las relaciones:

·         Entre los miembros del pueblo – ver  25,42

·         Con las otras naciones de las que ha sido separado: ver 18,1-5; 20,22-26; 22,32-33.

·         Toda la vida se caracteriza por la santidad: 11,44-47

 

Está presencia del Señor se manifiesta sobre todo en el culto. Las prescripciones cultuales, en especial las relativas a los sacrificios indican una y otra vez que las ofrendas de alimentos se quemaban “con un aroma agradable al Señor” (1,9.13.17; 2,9; 3,5). Aunque la presencia era permanente en el Tabernáculo la gloria del Señor se hacía presente algunas veces en una nube o en el fuego para que el pueblo pudiera experimentarla más intensamente. La promulgación de la Ley en el Sinaí, la dedicación del Santuario y la ordenación de los sacerdotes (9,24) estuvieron marcadas por estos signos extraordinarios de la presencia divina.

 

Esta insistencia sobre la “separación” no estará exenta de peligros. Rut y Jonás son una muestra de la crítica a esta mentalidad. Pero el mérito de este pensamiento es que Israel no habría podido sobrevivir y transmitir su fe cuando, perdida su autonomía política, no volverá a tener más un territorio propio. Lo mismo se dará para los judíos de la diáspora.

 

El tema del Levítico:

 

Las leyes del Levítico presuponen un elevado concepto de Dios. Dios es santo y es fuente de toda santidad y su presencia en Israel irradia santidad a todo lo que está cerca de Él. Este es el gran tema del Levítico: “la santidad” que predomina en todo el libro. Los profetas hebreos enriquecieron la idea de la santidad divina con un elevado sentido moral y el Levítico no sólo comparte con ellos ese concepto, sino que la expresa lapidariamente en estos dos refranes: “Yo, el Señor que os santifica soy santo” (21,8; cf 20,8; 21,15-23; 22,9.16.32) y “Sed santos, porque yo el Señor soy santo” (19,2; cf. 11,44-45; 20,26). Esta santidad se irradia a todo lo que se acerca a ella, a todo lo ofrecido o consagrado al Señor que queda separado del uso profano. El sentido originario de la palabra “santo” aplicado a objetos, lugares, ministros del culto es “separado del uso común”. Particularmente santos eran los sacerdotes por su función de practicar los ritos santificadores (10,10), por estar cerca de Dios (9,7-8) por acercarse al altar. Los levitas también eran santos aunque no podían ofrecer sacrificios.

El Levítico insiste en la trascendencia de Dios y la infinita distancia en que se encuentran las criaturas porque son indignas de permanecer en su presencia. A pesar de ello Dios no cesa de santificar a sus criaturas tan proclives al pecado. De ahí la tensión existente en la teología de la corriente sacerdotal: la trascendencia divina y la comunicación de la santidad (20,8). Al mismo tiempo que se destaca el lado divino de la santificación se afirma su lado humano. La santificación tiene un doble aspecto: la gracia divina y los actos humanos. Por ello el primer mandato es: “sed santos porque yo el Señor soy santo” (19,2; 11,44-45; 20,26). Esto exige pureza en el culto y santidad vivida en todo orden. El Levítico pretende regular toda la vida humana. El Sábado fue santificado por Dios y el hombre debía mantener su santidad absteniéndose de todo trabajo servil (23,3). La teología sacerdotal pone de relieve dos aspectos que parecen incompatibles: Dios quiere salvaguardar su santidad – Dios quiere comunicarla. La santidad es un don divino, no es el resultado del esfuerzo humano. Pero esta santidad se mantiene practicando la justicia y la fidelidad (Miq 6,8).

Lo contrario a la santidad es la “impureza”. Esta es vista como una sustancia invisible, misteriosa y casi material que se puede adherir a las personas y a las cosas.[1]

Un tema recurrente en la legislación bíblica es la obligación de brindar especial protección a los miembros más débiles de la sociedad, en especial al huérfano, la viuda, al pobre y al inmigrante. Yaveh es el guardián del pobre y el oprimido, el vengador de aquellos que han sido tratados injustamente. Por eso la ley prescribe una serie de actitudes y de medidas sociales destinadas a mitigar el sufrimiento de los indigentes (Éx 22,20-26; Dt 15,7-11).

Un buen ejemplo de ley humanitaria a favor del pobre se encuentra en Lv 19,9-10. Allí Dios ordena dejar una parte del campo una parte de la cosecha para que la puedan recoger los pobres (cf Rut 2,2-3). Esto que hoy sería inaplicable nos impulsa a buscar el mensaje para el día de hoy. ¿Qué principios religiosos y morales subyacen tras la legislación? Lv 19,9-18 invita a reconocer la dimensión social de la fe bíblica y a adoptar el punto de vista del legislador divino que es la opción preferencial por los pobres. Esta opción incluye la participación activa en la acción liberadora de Dios a favor de la justicia.[2]

 

 

 

 

El Levítico ha ocupado siempre un lugar central en la vida judía. De los 613 mandamientos que se encuentran a lo largo de la Toráh 247 aparecen en este libro y un comentario al Lv era tan venerado que se lo llamó “El libro”. Jesús mismo resumió la Ley y los profetas en una doble cita, una del Dt y otra del Lv: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás  a tu prójimo como a ti mismo: de estos dos mandamientos dependen la Ley y los Profetas” (Mt 22,27-40; Mc 12,30-31 y Lc 10,17; Dt 6,5 y Lv 19,18).

El código levítico reguló el culto israelita hasta la destrucción del templo y el cese de los sacrificios en el año 70 d.C. pero aspectos fundamentales de su teología se mantuvieron vigentes y han sido fuente de inspiración para los escritores del NT. El sistema sacrificial ya no fue relevante para los cristianos pero el estudiarlo se aprenden muchas cosas sobre el pecado, la necesidad de expiación y la superioridad del sacrificio de Cristo. La carta a los Hebreos, en particular se refiere a las instituciones de la primera alianza para mostrar que ellas eran incapaces de expiar los pecados y establece una serie de contrastes para mostrar que el sumo sacerdocio de Jesús fue superior al de Aarón (Heb 9,24-28). El sacerdote de la antigua alianza nunca entró sin sangre al Santo de los Santos, pero la sangre con que asperjaba el Arca era la sangre de chivos y toros. Cristo, actuando como SS de la alianza nueva y eterna ofrece su propia sangre y este sacrificio ofrecido de una vez para siempre ha sido causa de una redención eterna. La repetición de los sacrificios de Aarón era un memorial de la persistencia del pecado, la ofrenda de Cristo en la cruz, por el contrario, obtuvo un perdón permanente. Mientras que los sacerdotes hijos de Aarón oficiaban en un Tabernáculo terreno Cristó entró en el mismo cielo para presentarse delante de Dios a favor nuestro (Heb 9,24). Por eso los cristianos podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno (Heb 4,16).

 

 

En el Levítico hay material muy antiguo, antiguo y otro posterior al exilio. Algunas leyes representan un estadio bastante tardío en el desarrollo del culto y la religión de Israel. Ellas se presentan como discursos de Dios a Moisés (o a su hermano Aarón). Pero esto es un procedimiento literario justificado por la necesidad de poner bajo la autoridad de Moisés la legislación del Pentateuco. En su forma actual el Levítico es una compilación sacerdotal hecha en Jerusalén hacia el año 500 a.C. aunque, como se dijo, contiene materiales más antiguos, la legislación refleja las prácticas cultuales del 2do. Templo (restaurado en el 515 a.C.).

 

 

Bibliografía utilizada en la elaboración de este apunte:

 

  • AA.VV, Comentario Bíblico Internacional, Editorial Verbo Divino, Navarra, 2001.
  • AA.VV, Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ediciones Paulinas, Madrid, 1988.
  • Ska Jean Louis, Introducción a la lectura del Pentateuco, Editorial Verbo Divino, Estella 2001.

 



[1] La impureza podía contraerse al tomar contacto con cierto tipo de enfermedades, de alimentos, de cadáveres, o el flujo de algunos órganos.
[2] En esta misma línea Juan Pablo II apeló al espíritu de Lv 25 e invitó a una sustancial reducción de la deuda internacional de los países pobres y aun a la completa cancelación como parte del Jubileo del año 2000.